Encontré un propósito, la pasión por las máquinas.

Corrían los primeros días del mes de enero de 2013, con tan solo diecisiete años y recién graduado del colegio, estaba totalmente convencido de que mi pasión sería la Ingeniería, específicamente la Mecánica. Siempre fui curioso, me apasionaba conocer el funcionamiento de los equipos.

Los primeros pasos en la ingeniería

Movido por el deseo de materializar ese sueño, decido prepararme para entrar a la universidad. Sin embargo, antes de iniciar una carrera, busqué poner a prueba mi compromiso con lo que sería una decisión de vida, accediendo primero a una carrera técnica en Mecánica Automotriz, era importante para mí, afianzar un poco más los conocimientos básicos de un automóvil, una de las maquinas más comunes con las que, hoy por hoy, convivimos.

Día a día confirmaba cuanto disfrutaba lo que hacía. Ya había cumplido dieciocho, cuando años tuve la oportunidad de realizar mi periodo de práctica. Era un taller de conversión de vehículos de gasolina a gas natural. Allí puede desarrollar habilidades nuevas para mí; servicio al cliente, resolución de problemas, capacidades técnicas en mecánica, conocimientos prácticos, y otras muchas cosas más que solo el trabajo de campo te permite.

No contento con todo lo que había aprendido, hasta ese momento, decido avanzar hacia otro peldaño del conocimiento, y me inscribo, en la misma institución, pero esta vez en Electrónica y Electricidad Automotriz; aprovechando que, por haber realizado la primera carrera, me homologaban un semestre y el tiempo de práctica.

Cada vez estaba más cerca de mi propósito y es claro que cuando te trazas una meta y trabajas fuertemente por ella, el universo se encarga de abrir puertas.

La primera oportunidad laboral

Fue así, como justo antes de iniciar mis estudios en Ingeniera Mecánica, en el año 2014, y al poco tiempo de finalizar mi periodo de prácticas; tuve la fortuna de ser elegido para vincularme laboralmente al departamento de maquinaria de una prestigiosa constructora de Medellín, y fue justamente allí donde tuve mi primer acercamiento con las maquinas, las más utilizadas en el campo de la construcción: excavadoras, motoniveladoras, dumpers, bulldozers, telehandlers, piloteadoras, vibrocompactadores entre otras.

Allí fue donde descubrí una nueva pasión, me sentía mucho más cómodo trabajando con maquinaria, que con los mismos vehículos.

En mi opinión, el principio de todos los vehículos es el mismo, cuatro llantas, un motor y una transmisión; mientras en la maquinaria pude encontrar como por medio de un motor, una bomba hidráulica, reductores, servotransmisiones, actuadores hidráulicos y una infinidad de mecanismos distintos; se podían lograr objetivos y eficiencias tan increíbles, que ningún hombre jamás lograría conseguir solo con herramientas propias o naturales.

Había una línea de máquinas, fundamental en la ejecución de proyectos de construcción e industria, que yo aún desconocía, eran aquellas utilizadas para el traslado de carga con pesos y tamaños voluminosos, imposibles de ser movilizados por el ser humano; llamadas grúas. En mayo de 2015 una nueva puerta de oportunidades se abre para mí.

Con diecinueve años recién cumplidos y un apenas un año de estudio en mi carrera de Ingeniería Mecánica, inicio labores en la empresa más reconocida en servicios de izaje de cargas en la ciudad, Potenco. Entusiasmado y con mucha pasión di los primeros pasos en este camino de conocimiento y enriquecimiento técnico, comercial y personal.

Potenco me cambió la vida

A Potenco entré como Auxiliar de Ingeniería en el área de operaciones, éramos alrededor de 35 empleados y mis funciones estaban relacionadas con el manejo del inventario, apoyo en la programación de actividades, apoyo en las visitas técnicas, liquidación de servicios y gestión de mantenimiento.

Mi objetivo permanente, desde que inicie mi vida laboral, ha sido aprender y comprender cada cosa que hago desde la teoría hasta la práctica y Potenco ha sido una excelente escuela para conseguirlo, dentro de todo este recorrido de aprendizaje comprendí que la filosofía técnica de la empresa está alineada con la mía.

En Potenco creemos en la ingeniería colombiana, en la capacidad de desarrollar nuestras actividades dentro del marco de lo técnico, lo seguro y lo confiable, nos encanta apropiarnos de la información plasmada en los manuales de los fabricantes, en las normas técnicas, en la experiencia de los que saben; todo con el fin y la visión de poder mostrar a nuestros clientes la mejor calidad de servicio técnico.

En Potenco he aprendido el respeto de llamar cada cosa por su nombre, por ejemplo, que se dice grúa móvil telescópica no Grúa PH o pluma como coloquialmente se conoce; que se dice camión grúa articulado y no camión pluma o carro macho; que se dice elevador mixto y no malacate; que se dice grúa torre y no torre grúa, cabe aclarar que todos estos nombres no han sido definidos por Potenco, sino por la norma y sus fabricantes.

En 2016, año y medio después de ingresar a la compañía, tuve el privilegio de ser designado coordinador de equipos móviles, una nueva área que nos permitiría explorar y posicionarnos en otro segmento del mercado constructor. A partir de ahí comenzó la mejor parte de mi recorrido.

Potenco no se ha detenido en su propósito de invitarme, cada día, a enfrentar nuevos y diferentes retos. Es así como a principios del año 2018, el mayor de ellos tocaría mi puerta. Vincularme al área comercial de los equipos móviles, sería la nueva propuesta, en la que retarme a mí mismo, explorando y combinando mi talento comercial, con la pasión por la ingeniería, me regalaría la satisfacción de permitirme disfrutar del equilibrio entre conocimientos y labor.

Mi crecimiento laboral, profesional y personal, ha sido la constante desde mis primeros días en esta empresa, lo que acrecienta, cada vez más, mi agradecimiento y compromiso no solo con Potenco, sino con la consecución de sus objetivos.

Luis Miguel Mesa Ruiz

Edición: Adriana Acosta Alvarez

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